Como abriendo y cerrando sus ojos sueña el vacío de su saciedad, crucificada a sus blancas sábanas decide decir que despertó ... con necedad.El cuarto vacío una vez más, se hace cada vez más grande sin su calor.
Decide desprenderse de su dolor y en la inmensidad de su apogeo su sed ya no la molesta tanto. Entre penumbras estira su lánguido y pálido brazo, carcomido por el dulce filo del ardor y ese amor y ese dolor y ese ardor..ha! ese dejarse ir ... para volver a regresar... a ese dolor y ese ardor...
Escapa de las pesadas mantas tan pálidas como ella. Deja caer su delicada mano y tirita, soltando una nerviosa risa... gira el rostro adormecido y ve esos ojos, en el espejo a un lado de su cama.... y se ve y la ve...y me vi y te vi ... en mi.
El charco de sangre en las sábanas se secó desde que se fué, y sé que en el fondo de mi ser estás, tan pequeña y audaz como debe de ser, y él volverá aunque a otro cuerpo y a otra cara, a ese ser, despiadado, sádico y ese ardor y ese dolor y ese dejarse ir.. ah! y el dulce filo que supo arroparme te cobijará ... y estarás allí en mi ... déjame lavarme la sangre una vez más, limpiarme la sangre y cubrir mis moretones en tu piel...
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