El mar de broderie



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La enorme cantidad de cabello oscuro en su pequeña cabeza, le recordaba sus más íntimos sueños de libertad, atados tenazmente en un enorme moño blanco y pulcro atiborrado de perlitas blancas de plástico. El mismo plástico barato que simbolizaba esa sensación que le quedaba al verse al espejo: una perfecta muñeca trigueña con enormes ojos y un peinado lustroso con flequillo, que ocultaba la languidez del rostro aniñado con ojeras. Como si con tanto raso y puntilla se quisiera suplir alguna falla o aparentar una devoción material a esa niña extraña que no dejaba de pensar. Vivía imaginando otros mundos, otras vidas, otros tiempos, para no tener que vivir el día a día de ese en el que estaba. Dentro aquel mar de broderí estaba guardada su mente, donde creó su universo entero, donde era libre. Su autismo conscientemente disimulado desaparecía cuando ese olor a tabaco de pipa se mezclaba con el aire, y se convertía en neblina blanca, la llamaba a dibujar todos los paisajes verdes que quisiera. Se convertía en cuento, dibujaba los cielos y delineaba las selvas.
El sr. De la pipa hablaba de animales sagrados, de aventuras en medio del río desafiando tormentas, de búsqueda de tesoros, de las grandes guerras de antaño. Historias que florecían los sueños y la imaginación de esa niña que luego de leerse a si misma cada cuento de hada que hubiera encontrado, comenzó por fin a romper con su aburrimiento creándose sus propios cuentos, con los finales tal y como ella pensaba que debían de ser. Se sumergía en ellos tan profundamente que formaron con el tiempo parte de su ser y sus esperanzas. Se cobijó bajo ese sustento activo, llorando la irrealidad de su realidad, pues muchas realidades superaron sus peores fantasías.


1 epifanías:

Unknown dijo...

aaah! he recordado a la niña de agua, que jugaba escribir en una maquina sin letras, a la niña de sueños blancos y cabello corto...

Lindo Sueño...

Abrazos de Colores